WALSH, María Elena

WALSH, María ElenaAutores
 

Escritora argentina. 1930-2011. Nació en Ramos Mejía, Buenos Aires. Poeta, guionista de teatro y televisión, compositora y cantante de sus propias canciones. Desde 1960 escribió poesía y narrativa para niños. Falleció en Buenos Aires.


LIBROS DE POESÍA
Varios libros:
—Tutú Marambá
(1960). Madrid: Alfaguara, 2001; 88 pp.; col. Alfaguara infantil, serie morada; ilust. de Nancy Fiorini; ISBN: 84-204-5234-3.
—Zoo Loco (1964). Madrid: Alfaguara, 2002, 2ª impr.; 60 pp.; col. Alfaguara infantil, serie morada; ilust. de Silvia Jacoboni; ISBN: 84-204-5237-8.
—El Reino del Revés (1965). Madrid: Alfaguara, 2001; 86 pp.; col. Alfaguara infantil, serie morada; ilust. de Nora Hilb; ISBN: 84-204-5233-5.
—Versos tradicionales para cebollitas (1967). Madrid: Alfaguara, 2002, 2ª impr.; 58 pp.; col. Alfaguara infantil, serie morada; ilust. de Viviana Garófoli; ISBN: 84-204-5232-7.
—Canciones para mirar (2000). Madrid: Alfaguara, 2003, 3ª impr.; 124 pp.; col. Alfaguara infantil, serie morada; ilust. de Silvia Jacoboni; ISBN: 84-204-5236-X.

Los primeros libros de la autora fueron Tutú Marambá, Zoo Loco y Reino del Revés. En Versos tradicionales para cebollitas (1966) se recopilan coplas, rimas, adivinanzas, refranes. En Canciones para mirar se reúnen canciones infantiles: 18 de Tutú Marambá (1960), 27 de El reino del revés (1965), 5 de Juguemos en el mundo (1970), 4 de Cancionero contra el mal de ojo (1976).


Dailan Kifki
Buenos Aires: Alfaguara, 2000; 246 pp. col. AlfaWalsh; ilust. de Sandra Lavandeira; ISBN: 950-511-629-2 .
Nueva edición en Madrid : Siruela, 2009; 259 pp.; col. Las Tres Edades; ilust. de Vilar; ISBN: 978-84-9841-287-1. [Vista del libro en amazon.es]

En la casa de la narradora se presenta Dailan Kifki, un elefante, con una nota en la que se dice que su dueño le ha dejado y se le pide que lo alimente y lo cuide. A partir de ahí comienzan los incidentes y una persecución caótica y frenética de Dailan, que pasará por los lugares más sorprendentes y a la que se irán uniendo cada vez más personajes pintorescos.



Gloria FUERTES y María Elena Walsh son las más reconocidas escritoras de poesía para niños en castellano, pues conjugan sencillez, ingenio y talento literario. La diferencia entre las dos está en que Walsh, por su ascendencia paterna, se declara heredera de la tradición del nonsense inglés de LEAR y de CARROLL, algo que se nota en su sentido del humor. Además, ambas coinciden en el espíritu con el que componen sus poesías para niños: Walsh decía que, para ella, esa ocupación era como «recoger piezas dispersas de un gran rompecabezas. Reconstruir o reinventar una tradición rota o fragmentada. Reconstruir datos dispersos de la propia infancia. Reconstruir la infancia de los niños actuales, amenazados en su inocencia por una sociedad insensible. Reconstruir de alguna manera la relación a menudo defectuosa entre padres e hijo: un verso o una canción pueden ser lazos de reunión. La poesía es, en definitiva, reconstrucción y reconciliación, es el elemento más importante que tenemos para hacer de nuestros niños ni robots ni muñecos conformistas, sino para ayudarlos a ser lo que deben ser: auténticos seres humanos».

En las narraciones disparatadas el lector se queda muchas veces fuera de juego: levantar y sostener en pie una historia completamente arbitraria requiere un talento narrativo y un ingenio al alcance de pocos. Pero hay autores que logran encender el interés por los argumentos más sorprendentes como se puede apreciar en el caso de Dailan Kifki: María Elena Walsh sabe sacar chispas de las palabras y prender fuego a la imaginación de los lectores o de los oyentes, pues sus historias son óptimas también para leer en voz alta.

Dailan Kifki cuenta un viaje alborotado en el que no importa tanto seguir el argumento como dejarse llevar al paso que marca una narradora que cuenta muy bien las cosas y usa un lenguaje rico. Es, además, muy persuasiva: «No se imaginan lo complicado que es tener un elefante. Yo les aconsejo que nunca tengan un bicho tan grande, que se contenten con un gatomiau, un perrolín, un canariopo. Es más sencillo y económico, y al fin y al cabo son todos bichos cariñosos». También es muy divertida: usa coloquialismos superexpresivos —«¡zápate!», «le hizo una upa»…—; recurre con frecuencia a la descripción exagerada —«Dailan Kifki estaba llorando como cuatro elefantes juntos que hubieran estado pelando cebollas durante cuatro años enteros»—; emplea imágenes gráficas sensacionales: cuando Dailan aterriza después de un vuelo a lo Dumbo se nos dice que «aterrizó suavemente, mermeladamente, como una plumita, como una pelusa…». Y es superingeniosa: no hay más que ver lugares tan asombrosos como el bosque de Gulubú, un lugar donde los charcos son de chocolate y que «está planchado en el suelo, y cuando su dueño tira de los alambres, los árboles y los yuyos y las casitas y los bichos aparecen todos como diciendo: —Aquí estamos. Estábamos jugando a la escondida».

Dos notas de la autora sobre la lectura y los lectores, tomadas de un libro de memorias, están en Fantasmas en el parque (1)  y Fantamas en el parque (y 2).

Bibliografía:
—Alicia Dujovne. María Elena Walsh (1979). Gijón: Júcar, 1982; 219 pp.; col. Los Juglares; ISBN: 8433420402.
—Ana Garralón. M. E. Walsh o el discreto encanto de la tenacidad. Revista CLIJ, n. 80, II.1996.
—Ayes Tortosa. M. E. Walsh: viajera por el universo de los ritmos. Revista PEONZA, n. 37, VI.1996.
—La cita de M. E. Walsh que figura más arriba está tomada de La poesía en la primera infancia, conferencia de 1965, publicada en Colombia, Fundalectura, Revista Hojas de lectura, n. 36, X.1995.

 


29 agosto, 2006
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