MATUTE, Ana María

MATUTE, Ana MaríaAutores
 

Escritora española. 1926-2014. Nació y falleció en Barcelona. Novelista, escribió por primera vez para niños a partir del nacimiento de su hijo en 1954. Académica.


El saltamontes verde
Barcelona: Lumen, 1994, 10ª ed.; 96 pp.; ilust. de Cesca Jaume; col. Grandes Autores; ISBN: 84-264-3001-5.
Otra edición titulada El saltamontes verde y otros cuentos está en Barcelona: Lumen, 2004, 2ª ed.; 136 pp.; col. Grandes Autores; ilust. de Mabel Piérola; ISBN: 84-264-3765-6. Y otra en Barcelona: Destino, 2013; 144 pp.; col. Áncora y Delfín; ilust. de Albert Asensio; ISBN: 978-84-233-4629-5. [Vista de esta última edición en amazon.es]

Yungo, huérfano y mudo, se ha ido encerrando en un mundo propio de fantasía: el Hermoso País. Un saltamontes al que salva se ofrece a ser su acompañante y ayudarle a recobrar su voz.


El polizón del Ulises
Barcelona: Lumen, 2003; 136 pp.; col. Grandes Autores; dibujos de Hugo Figueroa; ISBN: 84-264-3780-X. Nueva edición en Madrid: Anaya, 2014; 128 pp.; col. Clásicos Modernos; ISBN: 978-8467860870. [Vista de esta última edición en amazon.es]

Jujú, un chico que vive con tres señoritas solteras que lo han adoptado, se ha fabricado un mundo propio de sueños, «otra vida»… Las cosas cambian cuando hace amistad con un preso fugado de una cárcel cercana, que se oculta en el desván.


Paulina
Barcelona: Lumen, 2002; 182 pp.; col. Grandes Autores; dibujos de Wenceslao Masip; ISBN: 84-264-3766-4. Nueva edición en Barcelona: Destino, 2013; 320 pp.; col. Áncora & Delfin; ISBN-13: 978-8423347292. [Vista de esta última edición en amazon.es]

Cuando tiene diez años, Paulina es enviada junto a sus abuelos, a las montañas, para recuperarse de una enfermedad. Esto la libera de su prima Susana, con la que vive desde que murieron sus padres: «Susana era para mí como una pared». En casa de sus abuelos, su vitalidad trae alegría para todos, en especial para Nin, un chico ciego, y hace que su abuelo emprenda reformas que mejoran la vida de los aparceros que trabajan en sus tierras.


Sólo un pie descalzo
Barcelona: Lumen, 1987, 2ª ed.; 118 pp.; col. Grandes Autores; dibujos de Hugo Figueroa; ISBN: 84-264-3040-6. Otra edición en Barcelona: Destino, 2013; 269 pp.; col. Áncora y Delfín; ilust. de Albert Asensio; ISBN: 978-84-233-4630-1. [Vista de esta última edición en amazon.es]

Gabriela pierde con frecuencia un solo zapato y no los dos, como sería lo normal. Por esta y otras torpezas la llaman distraída, perezosa…, de modo que cada vez se siente más sola y triste, y se fabrica un imaginario «mundo secreto», al que para huir debe quitarse un zapato.



Miguel DELIBES y Ana María Matute fueron los primeros narradores españoles que, durante la posguerra, trataron en torno al mundo infantil, también porque poner al niño en el centro de un relato arroja luces nuevas sobre los comportamientos adultos. En su caso, en buena parte de sus relatos, la escritora catalana lo hace con un tono cálido capaz de devolver a los mayores a una infancia mágicamente recuperada. Trata con frecuencia de niños infelices, a los que siempre deja caminos para la esperanza, y suele presentar de modo convincente unos criterios educativos cuyos ejes principales son siempre el cariño, una disposición atenta a las necesidades afectivas del niño, y la comprensión, el saberse colocar en el lugar del niño. Más que libros para niños son, por tanto, libros sobre niños que también apreciarán los chicos que ya sean buenos lectores.

En El saltamontes verde, Ana María Matute construye, con un lenguaje rico y musical, una parábola cuya protagonista es la palabra: como vehículo de la verdad, del afecto… o de la mentira y del egoísmo. En El polizón del Ulises, un cuento paralelo en muchos aspectos a Marcelino pan y vino, la autora habla del mundo imaginativo del niño, y de la fuerza transformadora de la bondad del niño en los adultos. En Paulina, que es como una nueva Heidi, vuelve a este último tema, y, a través de los ojos de la protagonista, muestra su sensibilidad social y su amor a la naturaleza. Si Paulina se sentía incomprendida y maltratada por su tutora, pero era una chica equilibrada que sabía «sobrevivir», la protagonista de Sólo un pie descalzo tiene más dificultades para sobrellevar los celos y los sufrimientos interiores que causan la falta de cariño.

Palabras como orugas peludas, voces como cáscaras de avellana

La mirada compasiva de Ana María Matute asoma en este pasaje de El saltamontes verde: «Yungo conocía el lenguaje de las flores, de los pájaros y el viento; un lenguaje mudo, sin voz, como el suyo propio. Pero aquel pequeño saltamontes verde, parecido a una de aquellas resplandecientes ramas del fondo de la charca, le miraba y le hablaba con lenguaje humano, como nunca le mirara ni hablara nadie. Al escuchar la voz de aquella pequeña e insignificante criatura de la tierra, se dio cuenta de que todos los hombres, mujeres y niños le hablaban a él con impaciencia, o con desvío, o con tristeza».

Y unas breves pinceladas sobre las descripciones de las distintas voces que se oyen también en El saltamontes verde pueden dar una idea del cautivador sentido poético de la autora: las palabras del viejo avaro «salían de su boca como orugas peludas, en hilera, mordiéndose la cola»; la voz de alguien que tatareaba una canción «era un manantial pequeño lleno de sol»; las voces de unas mujeres reunidas en la plaza eran «diablillos negros que subían por los tejados y penetraban por las ventanas»; la de una mujer que tenía un niño en brazos era «como cuando se descose la esquina de un saco lleno de grano y escapa el trigo igual que un río de oro»; y también hay voces como «cáscaras de avellana, hierbas secas o piedras redondas que rodaban por el terraplén, hacia el río»; y voces «como una alegre cometa de papel amarillo»…

Otros relatos: Caballito loco, Carnavalito.

Un libro de memorias de infancia: El río.


19 septiembre, 2007
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