SILVERSTEIN, Shel

SILVERSTEIN, ShelAutores
 

Escritor e ilustrador norteamericano. 1932-1999. Nació en Chicago. Dibujante, autor teatral, compositor de música. Fue animado por Tomi UNGERER a escribir libros infantiles. El primero fue la Historia de Lafcadio, y su gran éxito vino con sus posteriores libros de poemas. Falleció en Greenwich Village, Cayo Hueso.


Historia de Lafcadio, el león que devolvió el disparo
Barcelona: Lumen, 1992; 106 pp.; ilust. del autor; trad. de Víctor Pozanco; ISBN: 84-264-3663-3. Nueva edición, titulada Leocadio, un león de armas tomar, en Pontevedra: Kalandraka, 2016; 112 pp.; col. Libros para soñar; trad. de Miguel Azaola; ISBN: 978-8484642756. [Vista del libro en amazon.es]

«Y ahora, niños, vuestro tío Shelby os va a contar una historia de un león muy raro, el león más raro que he conocido». Así comienza este relato sobre un león sin nombre que no sólo no huye cuando llegan los cazadores, sino que hace frente a uno, lo devora, le coge su escopeta, aprende a disparar hasta llegar a ser el mejor tirador del mundo, nada menos. «¿Y cómo se las apañaba el león para la munición? Pues cada vez que se quedaba sin balas salía a comerse a otro cazador, se quedaba con sus balas y volvía a practicar». A partir de entonces, el león devolvía los disparos a los cazadores «hasta que dejaron de aparecer hombres por la selva. Y todo era paz y tranquilidad. Y todos los leones estaban rollizos y eran felices. Y todos tenían alfombras de cazadores». Hasta que un día, en vez de un cazador, llegó el dueño de un circo que, con la promesa de convertirle en el león más grande de la historia, se lo llevó a un hotel, al peluquero, le puso de nombre Lafcadio, y lo hizo viajar por todas partes, firmando autógrafos. «Y dejó de comerse las cartas de los restaurantes. Y aprendió a llevar trajes oscuros y camisas blancas con cuello de botón y trajes marrones con camisas de seda. Y siempre llevaba la cola recogida y sólo la dejaba colgando si se le olvidaba o si se había tomado demasiados batidos». Lafcadio hace gimnasia, patina, anda en bicicleta, toca la guitarra… Pero, rico y famoso, no está satisfecho…


Poemas de Shel Silverstein
Dos libros de poemas del autor son:
—Hay luz en el desván (A Light in the Attic, 1974). Barcelona: Ediciones B, 2001; 170 pp.; col. La escritura desatada; ilust. del autor; trad. de Victoria Alonso; ISBN: 84-406-9962-X.
—Batacazos: poemas para reírse (Falling Up, 1996). Barcelona: Ediciones B, 1999; 171 pp.; col. La escritura desatada; ilust. del autor; trad. de Daniel Aguirre Oteiza; ISBN: 84-406-9295-1.

Silverstein publicó varios libros de poemas humorísticos muy populares que ilustró él mismo atendiendo a la composición de texto y dibujos. Quizá el más popular fue, y sigue siendo, Hay luz en el desván, donde cada poema puede reflejar, o un temor infantil como el Oso intruso que vive dentro de la nevera, o exponer una broma imaginativa como La máquina de hacer deberes, o comentar alguna costumbre de mala educación como El que se comía las uñas, o dar ideas para presentar una buena excusa cuando se llega tarde al colegio como en Secuestrada…



Historia de Lafcadio es un relato con un punto de crueldad irónica que no todos los lectores pequeños captarán. Siempre a la búsqueda de su identidad, Lafcadio concluirá: «Me parece que no pertenezco al mundo de los cazadores y me parece que tampoco pertenezco al mundo de los leones. No sé dónde estoy». En cada página, el autor incluye uno o dos dibujos de línea, sencillos y humorísticos, siempre del león y su evolución en la historia, bien compaginados con el texto.

Silverstein era un humorista inteligente al que no le preocupaba tanto la perfección formal de sus versos como la eficacia. Su estilo juguetón y rompedor, que a veces ha sido comparado con el de Roald DAHL, no agrada igual a todos y algunos de sus poemas pueden herir sensibilidades, porque causan grima o porque recurren a un humor negro de gusto discutible: véase ¿Quién pidió cara a la parrilla?

En otro nivel debe señalarse que la diferencia entre los poemas originales y los traducidos es muy grande a pesar del mérito indudable de los traductores. Esto puede apreciarse, por ejemplo, en un pequeño poema de Batacazos:

NUEVO MUNDO
Vistos cabeza abajo, los árboles vuelan,
Los coches flotan y los edificios cuelgan.
Algunas veces da gusto ver
El mundo vuelto del revés.

NEW WORLD
Upside-down trees swingin’ free,
Busses float and buildings dangle:
Now and then it’s nice to see
The world – from a different angle.

Otros libros: El árbol generoso, ¿Quién compra un rinoceronte barato?, Una jirafa feliz.


26 febrero, 2008
Imprimir

Comments are closed.