SEGUR, Condesa de

SEGUR, Condesa deAutores
 

Escritora ruso-francesa cuyo nombre de soltera era Sofia Rostopchin. 1799-1874. Nació en San Petersburgo. Era hija de un general. Su familia huyó de Rusia en 1812, después de la invasión de Napoleón. Se casó con el conde Eugenio de Segur. Inválida desde 1835, dedicó entonces su tiempo a contar y escribir relatos para sus hijos y nietos, y empezó a publicarlos a partir de 1857. Falleció en París.


Las desgracias de Sofia
Madrid: Aguilar, 1958 ; 154 pp.; col. Lecturas juveniles; ISBN 10: 84-03-46033-3; descatalogado. En francés se puede leer una edición en la red.

Distintos episodios de la vida cotidiana de Sofía, que tiene cuatro años al comienzo. Con frecuencia la pillan haciendo lo que no debe, la castigan con pequeñas prohibiciones y privaciones, y ella luego pide perdón y rectifica.


Memorias de un burro
Madrid: Aguilar, 1960, 3ª ed.; 178 pp.; col. Lecturas juveniles; ilust. de Galiana; trad. de Matilde Ras; ISBN 10: 84-03-46036-8; descatalogado. En francés hay más información en la red.

Cadicho, el burro protagonista, va cambiando de dueños, unos buenos y otros crueles. Él casi siempre se porta bien, pero a veces no, y entonces sus amitos pierden la confianza en él; pero él se arrepiente, salva la vida al niño malo a quien tiró al río, y recupera su afecto. La conclusión es que «los burros son burros porque se les trata como a burros».


La Posada del ángel de la guarda
Madrid: Aguilar, 1960, 3ª ed.; pp.; ilust. de Cerezo Vallejo; trad. de Matilde Ras; ISBN 10: 84-03-46032-5; descatalogado. En francés se puede puede leer una edición en la red.

Moutier es un soldado que encuentra dos niños abandonados y los deja en una posada donde dos hermanas, la viuda Blidot y Elisa, los atienden y se comprometen a cuidarlos. Cuando pasa el tiempo aparece el general ruso Durakin, un tipo extravagante a quien Moutier salva de un malvado posadero y que se convertirá en un generoso benefactor; el misterio del origen de los niños se resuelve y el enamoramiento de las hermanas termina felizmente.



Las novelas de la autora, popularísimas durante décadas, son el origen y la inspiración de muchísimos relatos posteriores. Quizá su libro más duradero sea Las desgracias de Sofía, todo un manual de travesuras y sentimientos infantiles. Otro relato famoso fue Memorias de un burro, un ejemplo de autobiografía animal muy anterior a Belleza Negra de Anna Sewell. Es distinto La Posada del Ángel de la guarda, que comenzó una serie de novelitas melodramáticas consecutivas con los mismos personajes.

Es cierto que hoy chirrían los acentos enfático-instructivos que tienen estos relatos y, más aún, el clasismo que sus personajes tienen tan interiorizado. Pero debe decirse también que nos encontramos ante una narradora excepcional, que sabe organizar bien sus historias, presentar personajes atractivos, escribir diálogos teatrales vivos y, sobre todo, tocar la fibra emocional de los lectores. Abundan los buenos sentimientos, hay excelentes golpes humorísticos, y en los desenlaces, felices al cien por cien, no hay dudas de que los enigmas serán resueltos, los buenos recibirán premio y los malos su merecido.


26 enero, 2010
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