BORTON DE TREVIÑO, Elizabeth

BORTON DE TREVIÑO, ElizabethAutores
 

Escritora norteamericana. 1904-2001. Nació en Bakersfield, California. Estudió Historia de Latinoamérica y violín. Trabajó como periodista. Cuando se casó con un mejicano se fue a vivir a México. Autora de varias novelas, de varias secuelas de Pollyanna, y de libros de memorias. Falleció en Cuernavaca.


I, Juan de Pareja
New York: Square Fish, 2008; 187 pp.; ISBN: 978-0-312-38005-2. Hay una edición en castellano, Yo, Juan de Pareja, en Nueva York: Farrar, Straus & Giroux, 1996; 224 pp.; trad. de Enrique T. Borton; ISBN: 978-0374492922. [Vista del libro en amazon.es]

Juan de Pareja, esclavo y ayudante de Velázquez, cuenta su vida, primero antes de llegar a pertenecer al pintor, y luego su relación con él.



A partir de los pocos datos históricos que se tienen del protagonista, la escritora entreteje un relato que resulta convincente. Y, en un apéndice final, dice qué se sabe de cierto y qué ha imaginado ella.

Juan de Pareja queda dibujado como una persona bondadosa y trabajadora, que aprende a pintar a escondidas y que tiene una particular sabiduría para curar animales y también enfermedades. Su buen conformar contrasta con el espíritu combativo de la que llega a ser su mujer, otra esclava negra. Están perfilados con simpatía Velázquez y su mujer, que siempre los tratan con respeto y acaban liberándolos a los dos. E igualmente Murillo, que trabajó en su juventud con Velázquez y que trató siempre a Juan de Pareja como a un amigo.

El ritmo de la historia es pausado y, sobre todo, se centra en el mundo interior de pensamientos, afectos y deseos del narrador. Se recogen bien el ambiente cortesano y las incidencias de la vida de Velázquez, una de cuyas ideas, se afirma en el relato, es la de que «el arte debe ser verdadero». Uno de los momentos en los que se subraya es cuando Velázquez rechaza un trabajo técnicamente bueno de un aprendiz: este le dice que «pensaba que el Arte debía reflejar la Belleza» y el pintor le replica que no, que «el Arte debe ser Verdad; y Verdad sin adornos, sin sentimentalismos, es Belleza».


4 abril, 2012
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