All I Survey (1932)

All I Survey (1932)Chesterton (recopilaciones de artículos)
 
All I Survey (1932)

All I Survey son cuarenta y cuatro artículos que Chesterton publicó en el Illustrated London News entre 1931 y 1932 a propósito de alguna noticia o sucedido del momento. Aunque no contienen introducción ni parece que hubiera una particular selección, como ya dije en reseñas de libros anteriores, se puede apuntar que hay una interesante reflexión acerca del trabajo periodístico del autor, ya tan largo en esa época, en «On Monsters»: a la vista de los debates del momento en el Parlamento o en la Prensa, sobre cuestiones como la eugenesia o la transformación de tabernas en museos locales, se pregunta si vale la pena atacar cada monstruo absurdo de insensatez que va surgiendo cuando, al cabo de poco tiempo, los mismos monstruos se matan ellos mismos igual que dragones que fueron pesadillas, y comenta que se ve a sí mismo como un tipo que atiza latigazos a caballos que se mueren y que debe arrepentirse de su inhumanidad.

Entre los artículos literarios los hay dedicados a Chaucer, a Swift, a Walter Scott. Otro, contenido en Correr tras el propio sombrero, es el magnífico «Las convenciones de la novela», citado en la nota que titulé Aprender a describir. En «On Phases of Eccentricity» señala que algunas de las supuestas innovaciones de James Joyce y Gertrude Stein, como la de crear nuevas palabras, había sido inventada ya por Lewis Carroll y los autores de nonsense; hace notar y ejemplifica que la teoría de que la literatura evoluciona gracias a nuevos experimentos se ve desmentida por la misma historia literaria. En «On Sense and Sound» dice que «hay más y más profundas dificultades de las que se cree en el hecho de romper las tradiciones de la rima» en la poesía: muchos modernos poetas que no intentan la antigua boda entre sonido y sentido parecen haber pasado de la vieja fase swinburniana de sonido sin sentido a la última fase de sinsentido sin sonido; «pero incluso los mejores entre los nuevos poetas parecen estar buscando un divorcio más que una boda». Una idea que Chesterton aplica en muchos terrenos —literarios, artísticos, sociales— está en «On the Staleness of Revolt»: las nuevas rebeliones son siempre rebeliones contra quienes antes fueron rebeldes y por eso no hay simpatía entre revoluciones, del mismo modo que no las hay entre modas; cada novedad tiene su propio lado absurdo, que no ve, mientras que por el contrario sí es muy sensible al absurdo de aquella novedad que se ha quedado anticuada.

De los artículos que podríamos llamar educativos, aunque también políticos, en Leyes educativas ya cité «El niño» («On the Child», contenido en Correr tras el propio sombrero). En «On Dependence and Independence» habla de que el problema moderno es la abundancia de restos de moralidad que son como esos enormes trozos informes de hielo a la deriva que causan tantos naufragios. En «On Education» apunta que uno de los ejemplos de cómo el mundo dice que va en una dirección pero, en realidad, camina en la contraria, está en la educación: en teoría vivimos en un mundo que considera la educación de gran importancia pero, en la práctica, vivimos en una época antieducativa y los educadores tienen por delante la imposible tarea de poner la escuela en orden antes de que nadie haya puesto el Estado en orden. En «On St. George Revivified» explica que la historia es una colina desde la que se ve el presente y que la formación histórica de los jóvenes es muy fragmentaria: sólo conocen trocitos aislados de historia que permanecen ocultos en frases hechas (como la de «St. George for Merry England») y el resultado es una curiosa estrechez para juzgar los problemas del pasado inmediato y del presente.

Entre los artículos dedicados al ambiente social, uno de tipo general es «On Thoughtless Remarks», donde indica que «una de las principales molestias de nuestro tiempo es el enjambre de pequeñas cosas, en forma de pequeños pensamientos o pequeños dichos divorciados de los pensamientos, que invaden nuestra atmósfera como si fueran pequeños insectos, insignificantes y casi invisibles pero innumerables y casi omnipresentes». Al respecto, en «On a New Tax» propone que los que digan tonterías paguen un impuesto (no una multa: «en estos días, cuando tantas escuelas dan Lecciones para la Ciudadanía, la mayoría de la gente parece (…) ser incapaz de distinguir entre un impuesto y una multa, salvo por el hecho de que la multa es normalmente más ligera»); y, entre los ejemplos que pone para señalar a qué se refiere, habla de mencionar a Einstein cuando no se sabe dónde llevan sus teorías o cómo pueden ser usadas para probar algo.

En «On Journalistic Philosophy» señala que «nuestros padres colgaban hombres por pequeños robos, mientras que nosotros exaltamos y ennoblecemos y llevamos a la cámara de los Lores a quienes cometen robos enormes e impresionantes», y apunta contra quienes critican el pasado pero son incapaces de criticar el presente. Esta idea se aplicar también a los artículos en polémica con las opiniones de Wells acerca de un Estado Mundial, y a los escritos en abierta oposición contra los argumentos pacifistas del momento, tan centrados en criticar el pasado y tan ciegos sin embargo para la gran amenaza que significaba Hitler: uno, titulado «On Old Men Who Make Wars», termina diciendo que «estamos horriblemente cerca de una nueva guerra que probablemente comenzará en la frontera polaca».

G. K. Chesterton. All I Survey, 1932.

 

12 diciembre, 2009
Imprimir

Comments are closed.