URBINA, Pedro Antonio

URBINA, Pedro AntonioAutores
 

Escritor español. 1936-2008. Nació en Llucmajor, Mallorca. Doctor en Derecho y licenciado en Filosofía y Letras. Profesor de literatura y de filosofía durante años. Crítico literario y cinematográfico. Autor de obras de pensamiento, novelas, poesías y cuentos. Falleció en Madrid.


La otra gente
Sevilla: Fundación de Cultura Andaluza, 2007; 92 pp.; ISBN: 978-84-934265-9-0.

Diecisiete relatos muy cortos, todos ellos con un protagonista niño que se da cuenta de algo. Aprende a ver El tren como un gigante bueno. En Muere con el sol tiene una experiencia de la soledad en la naturaleza. Observa unos Gorriones, admirado primero y aterrorizado luego cuando entra en acción el gato. En Otro tiempo el abuelo recuerda ¿o inventa? un pasado para sus nietos. El paseo de los plátanos y El hombre de las cinco treinta son unas primeras experiencias de la cercanía de la muerte junto con la conciencia de unas oportunidades de trato perdidas. En La boda el niño se siente solo en medio de los adultos. En El mar averiguamos por qué arroja al mar una botella con mensaje dentro. En Ni en jaula de oro presencia la tensión en su casa un día de elecciones. En El payaso se cuenta su fascinación por el payaso del circo. Cangrejos, No sabes cuánto, Señora Abeja son tres escenas en las que atisba un poco de lo que pasa en el interior de otras familias. Brahamín primero, brahamín segundo cuenta su participación en una obra de teatro infantil. En Nadie es nuestro se cuenta su agradecimiento al practicante que le vino a ver y le hizo reír cuando estaba enfermo y su decepción cuando tiempo después esa persona no lo reconoce. En Luz de cerilla intenta un acercamiento a una niña. En Domingo se muestran sus sentimientos de una mañana de domingo cuando el verano termina.


El titiritero miedoso y cinco cuentos más
Madrid: Palabra, 2001, 3ª ed.; 61 pp.; col. La mochila de Astor, serie verde; ilust. de María Galán; ISBN: 84-8239-120-8.

El titiritero miedoso es un niño que tiene miedo de no ser un buen titiritero y huye. Se hace así, o la manía de algunos de hacer las cosas siempre del mismo modo. Armadores son dos niños que no confían en una niña. Siempre llegas tarde, una golondrina que siempre se retrasa. Doña Pánfila y don Patata, o cómo la bondad es recompensada de modo indirecto. La sonrisa del gato, sobre un niño que tiene un sueño maravilloso.


El sabio del bosque
Madrid: Palabra, 2001, 2ª ed.; 61 pp.; col. La mochila de Astor, serie verde; ilust. de Susana Rosique; ISBN: 84-8239-232-8.

Cinco relatos unidos por el protagonista o narrador, un viejo y sabio caminante. Primero soluciona el problema de los dos leñadores, uno grande y uno pequeño, que debían hacer un trabajo juntos. Luego, a los niños de un colegio, les cuenta el pacto que hizo Carmelito el andariego con un castaño. Más adelante acierta con la medicina para desbloquear a una niña que no hacía nada porque sus hermanos lo hacían todo. En un pueblo donde unas vacas estaban acostumbradas a comer mazapán y casi no daban leche, da también con el remedio. Y, por último, aclara cosas a un camionero enfadado con su camión.


La habitación maravillosa y otros cuentos
Madrid: Palabra, 2000; 61 pp.; col. La mochila de Astor, serie verde; ilust. de Aurora Losada; ISBN: 84-8239-404-5.

Siete historias. La habitación maravillosa, o cómo se transforma el lugar de los juegos de dos niños. Dos niños que no colaboran mucho en casa son los protagonistas de Hadas y magos. El prado, el bosque y el río habla de la diferencia entre una profesora que no sale con los niños a jugar y otra que sí lo hace. Un niño que tiene miedo de La oscuridad y se tranquiliza con las explicaciones de su madre. La fuente helada va sobre una princesa que tarda en elegir novio y acaba casándose con el príncipe de Géland, el reino de los hielos. Qué pasa cuándo, a una chica canta que quisiera ser Tan alta como la Luna, se le concede su deseo. Garanti Podiateques, el hombre con más dinero del mundo, encuentra un día un cabrero que no vende su flauta de caña.


Cuentos de mar, osos, tigres y panteras
Madrid: Palabra, 2004; 93 pp.; col. La mochila de Astor, serie verde; ilust. de Raquel P. Fariñas; ISBN: 84-8239-821-0.

Nueve cuentos cortitos. Varios tienen sabor de cuento popular con alguna variante, como Aventura en el mar, El marino y la llave o Perro chino rojo. Otros son, más o menos, episodios de vida ordinaria, como El cargador del muelle; o simples escenas cotidianas un tanto transfiguradas y protagonizadas por hombres o por animales, como Compra y vende, Jardín desierto, Preguntas, Los osos. Algunos van subtitulados como «cuentos para escuchar»: Compra y vende, Preguntas y El tigre de Kundarí; los dos primeros se apoyan en diálogos vivos, y el tercero es una historia disparatada contada de modo poético.



Las escenas de infancia que se narran en La otra gente, comparables con algunas de cuentos de Antón CHÉJOV o Katherine MANSFIELD, tienen el rasgo común de presentarse como momentos de aprendizaje de la vida que se identificarán como tales con el paso del tiempo. El protagonista parece ser el mismo siempre aunque cambien un poco los escenarios —en cualquier caso siempre rurales o vecinales en ciudades que parecen pequeñas— y las historias siguen un orden cronológico de más pequeño a más mayor. Su sensibilidad a flor de piel, tanto porque las cosas le afectan profundamente como porque tiene una gran capacidad de captar los sentimientos de alrededor, sirve al lector para entrar en su mundo interior de sufrimientos y gozos, pequeños para el lector pero grandes para el protagonista.

Los cuentos infantiles de los demás libros podrían alinearse con los de Peter BICHSEL en Historias para niños o con los de Fernando ALONSO en El hombrecito vestido de gris, aunque no tienen el sentido del humor intelectual y realista-triste de ambos y parecen apropiados para chicos de menos edad lectora. El autor procura que las frases sean sencillas y que los diálogos sean continuos, pero no se dirige al niño como buscando su aceptación sino que deja discurrir los argumentos según su propia lógica. No son historias rotundas, no contienen incidentes o golpes de humor explosivos, no recurren al lenguaje de argot ni contienen referencias del momento conocidas por unos chicos lectores concretos. Son más bien relatos que intentan atrapar un trozo de vida cotidiana, en forma de pequeña fantasía o de narración sobre la vida ordinaria, que dejan un sabor positivo pero de un modo no concluyente, como la vida misma. Por eso, contrariamente a los relatos habituales en el mercado para estas edades, que tienen una vigencia corta, estos pueden ser duraderos en el tiempo aunque no tengan un respaldo mayoritario instantáneo.

Es una pena que las erratas en los libros de cuentos infantiles, en particular en el tercero de los citados, no hagan justicia a la calidad de la prosa. Debe indicarse también que las contraportadas subrayan el carácter educativo de los relatos: se indica que los cuentos de El titiritero miedoso tienen en común que fomentan la autoestima del niño y que El sabio del bosque se caracteriza por ser generoso con todos lo que lo necesitan; no se dice nada en La habitación maravillosa porque no ha debido ser tan fácil encontrar algo común en sus historias. A mi juicio esta clase de comentarios son engañosos: el lector que acuda a esos relatos con ese propósito se verá defraudado pues la intención del autor no es didáctica sino literaria y, por tanto, las conclusiones pedagógicas que se puedan sacar se desprenderán de la historia de modo indirecto.

Ese tonto tan tonto

Tanto en los relatos de La otra gente como en los demás cuentos, el autor es claro en sus narraciones y tiene una notable facilidad para que los diálogos de sus personajes suenen siempre bien. Pero en todo momento tiene una marcada voluntad literaria, como se puede apreciar en el comienzo de El payaso:

«Aquella enorme tienda. Y había colores y música. La lona tensa, en curva cónica, llena de postes rojos y cuerdas; y en el centro la pista, blanca.

Filas redondas de gente sentada. Sillas azules junto a la pista. Las más altas, de madera desnuda. Todos nerviosos, y los niños con los ojos fijos encantadoramente azules o verdes o negros, y la boca casi abierta o del todo abierta. Los niños.

De todo, entre todas las cosas, lo que más abría los ojos de los niños y abría la boca redonda era el payaso. El payaso de los pies largos y guantes de dedos enormes; el payaso de nariz gorda y roja; el payaso de un tirante y chaqueta con grandes cuadros de colores, larga. De todo, entre todas las cosas: el payaso. Ese amigo de color, esa risa, ese tonto tan tonto, esos golpes que recibía su cabeza de pelo de maíz; entre todas las cosas, de todo: el payaso».

Otro libro: El carromato del circo.


4 junio, 2008
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