SENDAK, Maurice

SENDAK, MauriceAutores
 

Ilustrador norteamericano. 1928-2012. Nació en Brooklyn, Nueva York. Sus padres eran emigrantes polacos de origen hebreo y de condición humilde. Siendo estudiante de Arte, comenzó a trabajar en una empresa editora de cómics. Más tarde fue escaparatista en una tienda de juguetes, al tiempo que realizaba estudios de dibujo. En 1950 comenzó a ilustrar libros infantiles guiado por Ursula Nordstrom, la directora editorial de Harper desde 1940 a 1973, una mujer que apreció enseguida el talento de Sendak y que le fue asignando trabajos bien escogidos de distintos autores. Publicó también álbumes propios, algunos decisivos en la historia del género. Premio Andersen 1970. Falleció en Danbury, Connecticut.


Donde viven los monstruos
Madrid: Alfaguara, 2005, 13ª reimpr.; 38 pp.; trad. de Agustín Gervás; ISBN: 84-204-3022-6. Nueva edición en Pontevedra: Kalandraka, 2014; col. Libros para soñar; ISBN: 978-8484648581. [Vista de esta última edición en amazon.es]

Max no para de hacer travesuras vestido con su traje de lobo y, cuando su madre le llama «¡Monstruo!» y el le contesta «¡Te voy a comer!», le mandan a la cama sin cenar. Pero, una vez en su habitación, crece un bosque, desaparecen las paredes, surge un océano que Max atraviesa en barco y llega a donde viven los monstruos. Pero Max los amansa con la mirada y, nombrado rey de todos los monstruos, da la orden: «¡Que empiece la juerga monstruo!». Hasta que Max se siente solo, «y quiso estar donde alguien le quisiera» y no ser rey, por lo que vuelve a su habitación, donde le aguarda una sorpresa.


La cocina de noche
Madrid: Alfaguara, 1997, 3ª impr.; 40 pp.; trad. de Miguel Azaola; ISBN: 84-204-4570-3. Nueva edición en Pontevedra: Kalandraka, 2014; col. Libros para soñar; ISBN: 978-84-8464-851-2. [Vista de esta última edición en amazon.es]

El pequeño Mickey es transportado en sueños a una cocina y a una ciudad donde los tamaños de las cosas cambian y todo puede suceder.


Al otro lado
Pontevedra: Kalandraka, 2015; 40 pp.; col. Clásicos contemporáneos; trad. de Ellen Duthie; ISBN: 978-8484648611. [Vista del libro en amazon.es]

Una madre, su hija mayor Ida y el bebé, despiden al padre que se marcha en barco. La desconsolada madre y la despistada Ida no se dan cuenta de que unos gnomos secuestran al bebé y lo sustituyen por un niño de hielo. Ida debe hacer entonces un viaje a las profundidades para rescatar a su hermano y, cuando llega junto a los gnomos, los hace bailar y bailar sin parar…


Querida Mili: Un viejo cuento
Texto de Wilhelm Grimm. Barcelona: Aliorna, 1989; 38 pp.; trad. de Julia Goytisolo; ISBN: 84-77132011. Descatalogada. [Vista de la edición en inglés, Dear Mili, en amazon.es]

Debido a la inminente amenaza de una guerra, una mujer viuda conduce a su hija al bosque con intención de que se quede allí unos días. Pero la niña se adentra en el bosque y, aunque tiene miedo, acaba llegando a un lugar donde un anciano, que resulta ser San José, la recibe. Durante tres días vive allí, junto con otra niña muy parecida a ella que debía ser su ángel de la guarda, nos indica el narrador. San José le dice a la niña que debe volver con su madre y le da un botón de rosa para que se la lleve, con la promesa de que cuando despunte volverá a estar con él. Cuando llega, descubre que no han pasado tres días sino treinta años y su madre es una anciana: al verla, la madre piensa que Dios le ha concedido su último deseo de verla antes de morir. La niña comprendió entonces que «todo lo que para su madre había sido miedo y miseria durante tantos años de guerra, para ella había sido sólo un breve instante de alegría». Ambas pasaron la tarde felices y se fueron a la cama tranquilas y alegres. «Al día siguiente, los vecinos las encontraron muertas. Se habían quedado felizmente dormidas y, entre ellas, florecía la rosa de San José».


En el vertedero con Juan y Pedro
Pontevedra: Kalandraka, 2019; 56 pp.; col. Clásicos contemporáneos; trad. de Miguel Azaola; ISBN: 978-8484643654. [Vista del álbum en amazon.es]

La línea básica de este singular relato, adulto por su dureza, inspirado en unas extrañas rimas de MOTHER GOOSE, es que unos chicos, Juan y Pedro, rescatan y ayudan a un bebé negro secuestrado por ratas.



Donde viven los monstruos fue el primer álbum propio en color del autor que resultó modélico: no sólo porque tanto el argumento como las ilustraciones fueran en sí mismas excelentes, sino porque había un magnífico trabajo de integración de textos e imágenes y de diseño del conjunto del libro. Las primeras ilustraciones van recuadradas en la página derecha y acompañadas por textos concisos y exactos en la página izquierda. Su tamaño y colorido van aumentando progresivamente hasta el momento en que, ya sin texto, las escenas de Max jugando con los monstruos ocupan dos dobles páginas completas. No hay entonces espacio en blanco en los márgenes: el mundo imaginativo de Max está ocupado por completo. Luego las ilustraciones van de nuevo disminuyendo al volver Max a la realidad. Hábilmente, con la presencia de la luna en los distintos escenarios en que vemos a Max, Sendak juega con el lector al difuminar las fronteras entre el tiempo real y el tiempo interior de su protagonista. Combinando recursos gráficos, como el poder de los marcos para crear en el lector sensaciones de alejamiento, o de texto, como es el de la repetición de palabras y sonidos —«rugieron sus rugidos terribles, crujieron sus dientes terribles, movieron sus ojos terribles, mostraron sus garras terribles»—, Sendak monta una narración emocionante y conecta con el mundo interior de los enfados y miedos del niño. Él mismo declara que su libro intenta reflejar que, a veces, la fantasía es para los niños un modo de liberar la rabia y de llegar a conseguir más equilibrio interior. También se puede ver de otra forma: dentro del niño habitan enfados y miedos que una educación sensata y afectuosa contribuye a despejar y colocar en su sitio. Max sabe que, a pesar del castigo, o justo gracias a él, la familia es «donde alguien le quiere a uno más que a nadie» y a donde puede regresar siempre.

Donde viven los monstruos, en la intención de Sendak, compone una trilogía con Cocina de noche y Al otro lado. Los tres cuentan viajes de ida y vuelta a mundos extraños y hablan de las respuestas de los chicos en situaciones de conflicto emocional. En el primero, usando el sombreado en cruz que recuerda los grabados antiguos, habla de cómo mediante la fantasía un chico hace frente a sus frustraciones. En el segundo, empleando imágenes propias de la cultura popular, asistimos al mundo de sueños de un niño. En el tercero, con ilustraciones claramente pictóricas, formula la necesidad y obligatoriedad de la ayuda entre hermanos, entre otras cosas.

Además, Al otro lado, Querida Mili y En el vertedero con Juan y Pedro forman una nueva trilogía. Los tres son libros muy personales e inclasificables. En ellos Sendak no habla tanto del mundo interior del niño como del mundo infantil observado desde fuera y de la exigencia moral de brindar a los niños la protección que necesitan. En el primero se muestra la falta de advertencia de la madre y el esfuerzo de la hermana por recuperar al bebé. El segundo habla del temor que los niños sienten de que sus padres se marchen y no vuelvan, un miedo del autor en su infancia. En el tercero expresa su preocupación por los niños en peligro e intenta indicar que todos debemos vivir una fraternidad hacia ellos que va más allá del entorno familiar.

Cocina de noche, un relato imaginativo que tiene mucho de viaje al inconsciente, al lugar «donde se cocinan los sueños», rememora visualmente al PEQUEÑO NEMO de Winsor MCCAY pues tiene un comienzo y un final semejantes a los de sus historietas. Además, contiene muchas referencias al Brooklyn de la infancia del autor y al cine de los años treinta y cuarenta, representado sobre todo en cocineros a lo Oliver Hardy y en la figura de King Kong en los rascacielos… El nombre del protagonista se debe a que Sendak nació el mismo año que Mickey Mouse y a que se siente vinculado a ese personaje. A pesar de que los niños pueden conectar con la historia, sus muchas referencias visuales lo hacen un libro que, sobre todo, disfrutarán más los adultos. El hecho de que a Mickey se le vea completamente desnudo en algún dibujo también causó preocupación en algunos ambientes.

En Al otro lado, con referencias mozartianas e inspirado en un cuento de los hermanos GRIMM, Sendak da cauce al temor a ser secuestrado que tan presente tuvo en su infancia y agradece los cuidados que le prestó entonces su hermana. En las ilustraciones reproduce ambientes propios de finales del siglo XVIII, lo que parece tener que ver con las ilustraciones que había puesto a los cuentos de los Grimm a mediados de los setenta. En las ilustraciones, donde hay influencias confesadas de los artistas románticos Philip Otto Runge y Caspar David Friedrich, juega con la escala de las figuras de un modo que destruye su relación natural y crea sensaciones de extrañeza.

Querida Mili, un cuento no publicado por los Grimm en su momento y redescubierto muchos años después, comienza con una carta que se dirige a una niña llamada Mili, de ahí el título. Para él, Sendak preparó unas ilustraciones en la misma línea de Outside Over There: misteriosas, sugerentes, ricas en detalles, hiperrealistas y surrealistas a la vez. E incluyó referencias a la segunda Guerra Mundial y al holocausto en imágenes que a veces se ven al fondo del escenario.

En el vertedero con Juan y Pedro fue compuesto a partir de que Sendak viera un niño descalzo en Los Ángeles. Con él deseaba mostrar el desamparo de los niños sin hogar. En las ilustraciones todo está dispuesto de modo muy teatral, y al lector se le informa no sólo con el texto básico sino en los textos que van dentro de las imágenes: globos de texto, carteles y otras referencias. En esa información textual intraicónica se contienen claves interpretativas del relato: citas dickensianas, comentarios metafictivos, etc. Y existe una clara intención de crear espacios nuevos: hay escenas que se desarrollan en la luna, la cubierta parece inspirada por la pintura del siglo XV titulada Descendiendo al limbo, de Andrea Mantegna. Se explican más cosas de este álbum tan singular en este artículo (en inglés), en el que figura también el texto original que, por cierto, ha sido magníficamente vertido al castellano en la edición española de 2019.

Más álbumes e ilustraciones para libros de otros autores

Otros relatos y álbumes de Sendak, valiosos e interesantes, son:

La ventana de Kenny (Kenny’s Window, 1956), un relato ilustrado;

El letrero secreto de Rosie (The Sign on Rosie´s Door, 1960). Madrid: Alfaguara, 1989, 3ª reimpr.; 48 pp.; col. Infantil Alfaguara; trad. de Eduardo Lago; ISBN: 84-204-3723-9. Nueva edición en Pontevedra: Kalandraka, 2016; 48 pp.; trad. de Eduardo Lago; ISBN: 978-84-8464-970-0. [Vista del álbum en amazon.es]

Juegos de niños en los que Rosie no es Rosie sino Alinda, la bella cantante, que da conciertos para sus amigos Kathy, Dolly, Pudgy y Sal en el patio trasero…

Aquí Sendak recrea el ambiente de su casa y barrio de Brooklyn en 1948. La imaginativa Rosie, de ocho años, alegra la vida de los demás inventando nuevos juegos. Las eficaces ilustraciones expresionistas complementan la viveza del texto y de la protagonista. En cierto sentido este álbum tiene algo de reflexión en torno al arte: a la condición solitaria y a la dependencia que un artista tiene del público. En 1975 esta historia se convirtió en película de dibujos, Really Rosie, Starring the Nutshell Kids, y en los ochenta llegó a ser un musical de Broadway, Broadway Rosie.

—The Nutshell Library (1962). Nueva York: HarperCollins, 1962; boxed edition; ISBN: 0060255005.

Cuatro cuentos pequeños humorísticos, normalmente con ilustraciones a la derecha y un texto en verso a la izquierda, o con texto debajo de cada imagen, que homenajean a los chapbooks del pasado. Hubo ediciones en España en el pasado, con versiones muy libres de Gloria FUERTES, que han vuelto a publicarse en 2017 con los títulos Lluvia de cocodrilos. Un alfabeto, Sopa de pollo con arroz. Libro de los meses, El uno era Juan. Libro de los números, y Miguel, un cuento muy moral. El primero, titulado en inglés Alligator All Around, es un alfabeto de reptiles; el segundo, Chicken Soup with Rice, es un season book o libro de las estaciones y los días de la semana; el tercero, One Was Johnny, son unas rimas para contar números hacia delante y hacia atrás donde vemos un niño obsesionado con historias truculentas y con que le secuestren; el cuarto, Pierre: A Cautionary Tale, trata de un niño que siempre responde «I don´t care» hasta que acaba siendo devorado por un león y aprendiendo la lección de hacer caso a los mayores.

¡Didola pidola pon! o La vida debe ofrecer algo más (Higglety Pigglety Pop! Or, There Must Be More to Life, 1967), otro relato ilustrado.

—Un álbum que publicó al final de su vida fue Chancho-Pancho.

Ilustraciones para libros de otros autores

Entre los muchos libros de otros escritores que ilustró Sendak, es significativo A Hole Is to Dig (1952), donde complementó el brillante texto de Ruth KRAUSS, con unas ilustraciones esbozadas en blanco y negro que se basaban en los dibujos que durante años había hecho cuando miraba desde la ventana de su casa.

Un texto más de Krauss al que puso imágenes, pero para una edición que se publicó en 2005, fue Osos.

Otros importantes libros para primeros lectores, también de los años cincuenta, fueron los cinco de la serie de vida cotidiana familiar OSITO, escrita por Else MINARIK. En este caso, las ilustraciones de Sendak representan a las figuras con vestidos decimonónicos y no sólo reflejan los sentimientos de afecto familiar que rebosan los relatos, sino que les añaden nuevos matices y sin duda contribuyen a que su atractivo sea perdurable. Textos y dibujos inseparablemente hacen también que los personajes, en especial los de Osito y de su madre, queden bien perfilados a lo largo de la historia, contra lo que algunos podrían esperar tanto de la sencillez del lenguaje y de la sintaxis como de la simplicidad de las anécdotas que se cuentan.

A lo largo de su carrera profesional, Sendak puso imágenes a obras de George MACDONALD, de Meindert DEJONG, de Isaac Bashevis SINGER, de Randall JARRELL, y muchos otros. En los años setenta viajó por Europa y estudió a pintores como Rembrandt y Durero, en los que se inspiró para cada una de las ilustraciones que acompañan la obra El enebro y otros cuentos de Grimm (edición norteamericana titulada The Juniper Tree and other Tales from Grimm, 1973). Y, en los ochenta, Sendak abandonó esta clase de trabajos para dedicarse a diseñar escenarios y vestuarios para óperas clásicas; y a trabajar en adaptaciones de sus obras anteriores para distintos medios: escribió letras de canciones para la película de dibujos Really Rosie, con música de Carole King; preparó el libreto para la ópera Where the Wild Things Are…

Un antes y un después

Desde que alguien lo calificara como «el Picasso de los libros para niños», esa denominación se ha repetido muchas veces no para comparar lo incomparable sino para resaltar que Maurice Sendak marca un antes y un después en su particular mundo artístico.

Pasados los años, ha ilustrado más de setenta libros de otros autores y ha publicado varios álbumes propios, unas cifras que, si no son muy altas comparadas con las de otros, sí están repletas de innovaciones. Así, en sus ilustraciones iniciales no dibujaba los chicos y chicas de clase acomodada que eran los habituales entonces, sino que comenzó a pintar a los hijos de inmigrantes que vivían en barrios, como él mismo había sido. En esa misma línea, como sus dibujos representaban a chicos con un comportamiento natural, también alteró algunas nociones sobre qué cosas resultaban aceptables en los dibujos que contenían los libros infantiles.

A lo largo de los años cincuenta aprendió distintas técnicas y estudió a fondo el trabajo de dibujantes clásicos. Le ayudó tener que ilustrar libros de otros y trabajar codo con codo con distintos escritores, algo que defiende contra la opinión de otros colegas, pues Sendak es partidario de sacar nuevos significados a un texto sin traicionar el pensamiento del escritor acerca de su obra.

A principios de los años sesenta empezó a publicar álbumes propios. A lo largo de su carrera ha publicado pocos pues confiesa que tarda mucho tiempo, incluso años, en estar satisfecho tanto con el texto como con la integración entre textos e imágenes. Parte de la culpa de lo anterior puede ser que uno de sus primeros álbumes fuera Donde viven los monstruos, un álbum que por muchas razones puede calificarse de perfecto y, en cierto modo, imposible de repetir. Además, también es muy perfeccionista con sus ilustraciones: a veces ha hecho decenas y decenas de fotografías hasta lograr los modelos que deseaba.

En su trayectoria ha mantenido un estilo propio reconocible en el que, sobre todo al principio, procuraba reproducir el efecto de los antiguos grabados coloreados, al modo de ilustradores de los siglos XVIII y XIX como William BLAKE, Thomas BEWICK, George CRUIKSHANK o Randolph CALDECOTT. Pero, según los temas y las fechas de composición, sus obras han ido presentando influencias de distintos pintores: Antoine Watteau, Marc Chagall, Francisco Goya, Pablo Picasso, Henri Matisse y otros.

Con el paso del tiempo se ha enfrentado a la tarea de ilustrar algunos cuentos y rimas infantiles tradicionales pero de significados poco claros. Los resultados han sido unánimemente calificados como sobresalientes, pues ha dado nuevas dimensiones a esos textos, pero también ha de advertirse que la recepción de los libros por parte de los niños no ha sido ni de lejos equiparable a la de sus primeras obras.

Una particular conexión con los niños

«He sido bendecido con una vívida memoria de mi niñez», dice Sendak de sí mismo y es cierto que su gran empatía con el mundo interior del niño es una de sus características más destacadas. Justamente, sus primeros álbumes supusieron la novedad de mostrar una parte de los sentimientos y el mundo imaginativo de un niño, algo que Sendak extrae de sus propias experiencias.

Tuvo una infancia enfermiza que le obligó a quedarse aislado en casa, mirando mucho tiempo por la ventana y dibujando incansablemente mientras sus hermanos jugaban fuera. No le gustaban ni el colegio ni los deportes pero sí leer novelas, tebeos y películas de la época, aspectos que aparecen en Cocina de noche. Ha dejado constancia del recuerdo de su madre, preocupada por su salud y vigilando para comprobar si estaba bien, en la presencia de la luna en la ventana que figura en Donde viven los monstruos; en ese mismo álbum recuerda el temor que le causaban unos parientes que venían a su casa y cuyas amenazas en broma él tomaba en serio. En El letrero secreto de Rosie muestra los modos en que tanto él como sus amigos vencían el aburrimiento y enriquecían su vida con juegos. El temor que le persiguió en su infancia, cuando fue secuestrado el hijo de Lindbergh en 1932 y temía que le ocurriera lo mismo a él, se refleja en Outside Over There. Y, de un modo u otro, también sus libros recogen el recuerdo de su padre cuando le leía por la noche cuentos sobre tradiciones judías y relatos populares europeos.

Algunos de sus libros han suscitado inquietud. Donde viven los monstruos sorprendió porque, dentro de las páginas de un libro infantil, no era frecuente que los niños se retratasen sentimientos explícitos de rebeldía. Ante él también hubo quienes, como en él se habla de qué cosas pasan cuando los niños están solos, un poco al modo en que lo hace también El Gato Garabato del Dr. SEUSS, lo entendieron como una especie de incitación a las travesuras. Por otra parte, la sugerencia de que hay que llegar a convivir con los propios monstruos, u otras de álbumes como Cocina de noche con su división de la personalidad en diurna y nocturna, sin duda tienen resabios freudianos y jungianos. Finalmente, los álbumes de su época última tratan temas difíciles y tienen un cierto efecto atemorizador, aunque no sean más duros que muchos cuentos clásicos. En fin, dejando al margen de que suele ser un error cargar de demasiados significados unos relatos que son en sí mismos sencillos, debe afirmarse que los efectos que puedan tener historias como estas se deben más bien al modo de comprender las cosas del receptor y no a sus contenidos que, a fin de cuentas, sólo nos hablan de algunas emociones y nos ayudan a reconocerlas mejor.

Bibliografía:
—Selma Lanes. The art of Maurice Sendak (1980). New York: Harry N. Abrams, 1980; 278 pp.; ISBN: 0810916002.
—Tony Kushner. The Art of Maurice Sendak: 1980 to the present (2003). New York: Harry N. Abrams, 2003; 223 pp.; ISBN: 0810944480.
—Maurice Sendak.
Caldecott & Co. Notes on books & pictures (1988). New York: Farrar, Straus and Giroux, Michael di Capua Books, 1988; 216 pp.; ISBN: 0-374-22598-2. [Vista del libro en amazon.es]


14 julio, 2008
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