Vieja escuela

Novelas de vida diaria (en inglés, norteamericanas)18 años: lectores expertos | Narrativa: Vida diaria | Novelas de vida diaria (en inglés, norteamericanas)
 
Vieja escuela

Me ha gustado el último libro publicado de Tobias Wolff, Vieja escuela. Como muchos sabrán ya, su escenario es, a principios de los años sesenta, un elitista colegio de la Costa Este de los EE.UU. donde muchos chicos sueñan con ser escritores, el narrador compite con otros compañeros. Indirectamente, pues los objetivos de Wolff son otros, en la novela se muestra qué patética es la veneración hacia los escritores famosos —ese «devocionarismo literario, que se diría laico pero es de una religiosidad primitiva e idolátrica, humillante», que dice Jiménez Lozano en La luz de una candela—. Al menos para mí deja de manifiesto qué tontamente narcisista es la visión del trabajo literario que se formula varias veces en el texto: según Robert Frost, que a su vez cita a Shelley, «los poetas somos los legisladores no reconocidos de la humanidad»; en boca del narrador, a un escritor se lo compara con «un monje en su celda que reza por el mundo, algo que hacía solo, pero en favor de otras personas». Sí, ciertamente, Hemingway dice que «los escritores son como todas las demás personas, sólo que peor»; y sí, la crítica feroz al estilo de Ayn Rand deja claro que hay diferencia «entre un escritor que desprecia las heridas y uno para el que constituyen un hecho básico de la vida». Pero, tal como yo lo veo, tanto esos matices como el comentario final, acerca de «aquellas antiguas palabras, seguramente las palabras más hermosas nunca escritas o dichas», de que «su padre, cuando le vio acercarse, corrió a su encuentro», parecen literarios en el sentido de que no se ve que debajo haya nada.

Tobias Wolff. Vieja escuela (Old School, 2003). Madrid: Alfaguara, 2005; 272 pp.; trad. de Mariano Antolín Rato; ISBN: 84-204-6657-3.

 

2 septiembre, 2005
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